El lenguaje es muy importante para convencer a personas, y los gobiernos y políticos que han gobernado y no representan realmente a la mayoría, si no que quieren seguir haciendo política para beneficiar a algunos lo saben perfectamente.
Utilizan frases como arrimar el hombro, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, nos vemos obligados a recortar, no es el momento de hablar de esto, y muchas otras para justificar sus medidas, estuvieran o no en sus programas electorales, con las cuales perjudicarán a la calidad de vida de una mayoría de la población para cumplir las espectativos de grandes grupos con gran poder económico y de presión cercanos al poder.
Esto lo comparten el PP, el PSOE, CiU y el PNV principalmente, ya que son los que normalmente han ido gobernando y no representan a la gente que tiene más problemas para conseguir una vida digna, pese a que a muchos de ellos les voten las clases más desfavorecidas que tienen acceso a poca información y solo los ven a ellos.
Últimamente, en todos los ámbitos e instituciones, y hasta la semana pasada liderados por Esperanza Aguirre, los dirigentes del Partido Popular y la prensa de derechas no para de referirse, directa o indirectamente, a los de Izquierda Unida principalmente pero también a otras fuerzas políticas con la palabra de Comunistas.

Evidentemente la mayor parte de Izquierda Unida son comunistas, pero no son estos seres que quieren que la gente piense que son. Son demócratas, la mayoría, y personas que piensan realmente que se puede cambiar la sociedad para dar una vida digna a la mayoría más desfavorecida.
Tienen una forma de hacer política propia, con las ideas muy claras, muchas de las cuales no comparto, por la forma y por el fondo, por eso participo políticamente en Compromís (a nosotros nos llaman radicales de izquierdas) y no en IU, pero que son tan respetables como cualquier otra y, evidentemente, mucho más respetable que las doctrinas de privatizar servicios y cargar con todos los gastos a la gente normal, trabajadora.
En definitiva, creo que es una táctica premeditada desde la calle Génova de Madrid, para que la gente tenga miedo de votar a los partidos que no formamos parte de la oligarquía de poder actual, PP y PSOE, que queremos modificar realmente las reglas de juego para que nadie pase por encima de los demás.