domingo, 21 de diciembre de 2014

Objetivo: acabar con el machismo

Un objetivo irrenunciable que considero fundamental para cualquier persona que se considere democrática es la igualdad total de hombres y mujeres en derechos, deberes, sueldos y responsabilidades.
Las personas de los dos sexos no somos iguales en comportamientos, sentimientos o visión de la vida en general. Esto es debido en gran parte a la educación, pero supongo que algo tendrá que ver la genética. La parte que viene de la educación la debemos de cambiar.
Además de estas diferencias hay otras que provienen de la educación machista que, sin darnos cuenta ni nosotros ni nuestras madres y padres, hemos recibido todas y todos, como los tópicos de guerra de sexos o los papeles en la casa y la empresa. 
Las mujeres y hombres son igualmente capaces para realizar casi cualquier cosa, sobre todo en el trabajo intelectual y en la organización y dirección de equipos y empresas y por eso es necesario forzar medidas que provoquen que esta igualdad sea real.
A mí, como a mucha gente, seguramente la mayoría, me parece completamente injusto que una persona, por motivo de sexo, deba estar en un puesto directivo o en una posición privilegiada en listas electorales, con cuotas establecidas por ley, pero estoy absolutamente de acuerdo y a favor con la Ley de Paridad y que esto se produzca. La única manera de conseguir la igualdad, con la educación que hemos recibido, es forzarla, tal y como se ha visto con el respeto a los no fumadores conseguido tras la ley antitabaco, antes de ella del todo impensable. En unos años, seguro que no habrá que forzar la presencia de mujeres en la dirección de nuestras vidas, y las que nos dirijan, seguro que será porque son mucho más válidas que muchos hombres.
A mí, la medida esencial que falta por aplicar es la regulación de los permisos de paternidad.
En mi opinión, es fundamental que se disponga de una baja por paternidad de la misma duración que la maternal, que ésta sea por lo menos de 4 meses y que comience desde que acabe la baja.
Esta medida haría que la maternidad empezará a dejar de ser una excusa para no contratar a mujeres en las empresas, ni a lastrar sus carreras o posibles ascensos, ya que el parón por el nacimiento de una hija o hijo se produciría en ambos progenitores. Además, rompería el mito de que la madre es quien debe de ocuparse del bebé y fomentaría la igualdad en labores caseras de manera inconsciente, la cual es más profunda.

Otro aspecto fundamental es la educación, tanto en la escuela como en las casas, las niñas deben deja de querer ser princesas y los roles clásicos deben de ser derruidos. Expresiones como "pegas como una chica" deben ser erradicadas de nuestro lenguaje y desde los ayuntamientos se deben promover actividades por la igualdad en todos los niveles educativos, principalmente en infantil y primaria, donde mediante juegos, cuentos (aquí un interesante enlace) y actuaciones se promueva un mensaje igualitario y lejos de clichés donde el chico no sea el héroe ni la chica la espere ser rescatada. Algunas iniciativas de este tipo existen ya, pero son minoritarias y esporádicas y deben de promoverse desde la administración responsable de los colegios, los ayuntamientos, pues además generan puestos de trabajo completamente igualitarios.

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